A propósito de una semana santa.

No es que solo escriba sobre como ha sido mi vida,  aveces también escribo sobre como quisiera que fuera, como sea... cualquiera de las dos alternativas son absurdas... mi vida carece de un drama intenso y verdadero, y los dramas reales jamas podría exponerlos a un publico, dicen que hay cosas que son solo para vos... y desdibujar una historia real maquillándola con algo de ficción no dejaría de ser evidente para los que me conocen.
Como sea, últimamente me ha vuelto ese aire inspirador, pura nostalgia... pero siempre ha sido así, solo escribo cuando me siento triste, y aunque tengo mucho en mi cabeza para iniciar, ya no se por donde hacerlo... ni como... pero lo intentare... esta es una fracción de mi vida importante y quería narrarla.

Aún recuerdo a ese joven flaco y de rizos ondulantes, esos ojos... verdes, esas pestañas largas y esa sonrisa pintoresca. Mucho mas recuerdo a esa flaca, realmente delgada, con su buso gigante siempre dos tallas por encima de lo usual; esa primera cita torpe, manos sudorosas, cachetes colorados, beso corto y ahogado, despedida... y la semana santa mas larga de mi vida.
No olvido como devore anímica el libro que por aquella época me tenia atrapada "Caballo de Troya" primer tomo, y conforme iba avanzando la semana y el libro, mi agujero en el estomago se hacia cada vez mas profundo y crecía proporcional a esa maldita angustia de no saber como retomar mi vida universitaria luego de esta hecatombe que bien podría haber llamado enamoramiento...
Nunca antes me sentí igual y puedo confirmar a la fecha que tampoco nunca después, fue una crisis que no pude entender sino yo, la absurda pasión desbordante de algo que ni siquiera terminaba por empezar... Baje de 45 a 40 kg en cuestión de dos semanas... estuve en enfermería obligada por mis compañeros luego que vieran mi abdomen de anoréxica repudiable, pero era simple, solo tenia una gastritis crónica y adulterada por las dulces mieles del amor, a lo demás tras la remisión al psicólogo no pude explicar el suceso.
Los tres años siguientes solo fueron excesos intensos de toda la inmadurez con que gozamos antes de nuestra segunda década. Y termino... como terminan los amores jóvenes inmaduros... pero me alegra la vida saber que hoy rememorando aquella semana de ansiedad sigo siendo la misma inmadura... (aunque ya nada flaca)... que se enamora visceralmente sin importar nada mas.